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…y de repente

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Hace más de dos años, cuando el verano estaba acabando, sentí que mi trabajo podía darme más y que yo podía dar más de lo que daba a la sociedad, así que comencé un camino que me descubrió que somos tan grandes como creamos, que podemos llegar hasta donde nos propongamos y que siempre hay personas extraordinarias con las que se puede contar. Por sorpresa descubrí que en el momento en que uno se resiste a la inercia, los acontecimientos, la vida, las personas, podemos cambiar de rumbo.

Siempre acompañada de personas valientes y bondadosas, comencé a ponerme a prueba en muchos sentidos. Re-inventé mi trabajo y procuré enriquecer a mi antigua compañía con todo lo que iba aprendiendo cada día; Escribí un libro y algunos valientes lo leísteis; Vencí mi miedo escénico y me subí a uno y dos y muchos escenarios para compartir con quien quisiera escucharme mi visión sobre el cambio que la tecnología estaba provocando en el mundo; Así, venciendo este miedo, descubrí una pasión, la de compartir, la de enseñar, la de inspirar; Y no me rendí, publiqué mi propio blog, donde era yo misma, en cada palabra, en cada articulo, en cada lectura que pasaba de mi mesilla a esta ventana al mundo… y así, poco a poco, fui descubriendo una nueva Mosiri debajo de una piel de miedos, convencionalismos y reglas, algunas auto-impuestas, que no me permitían ser yo misma.

Dos años después me había convertido en una mujer mejor, en una profesional más completa, más libre y más feliz. A mi lado, cerca de mí, muchas más personas fueron surgiendo de todo ese trabajo y de esa ilusión. Personas de las que no paro de aprender y en las que me apoyo porque confío plenamente en ellas. Diferentes sectores, edades, formaciones, siento que hoy tengo una red maravillosa que me hace sentirme tremendamente protegida, acompañada y orgullosa de mis esfuerzos de los últimos años.

Y el destino me llevó a hacer ese maravilloso Camino de Santiago, también al final de otro verano y a darme cuenta de que había más cosas que cambiar, muchas más de las que incluso yo sabía. No imaginaba que todos esos cambios iban a suceder tan rápidamente. Porque casi sin darme cuenta decidí dejar la que fue mi casa durante casi 20 años y de repente, descubrí que cuando cambias cosas … «cambian las cosas».

Hoy tengo la suerte de estar embarcada en otra maravillosa aventura, en una compañía que siempre he admirado y que en los pocos días que llevo formando parte de ella, ya la siento como mi nuevo hogar.

Hoy, si miro hacia atrás y uno los puntos, el esfuerzo, el miedo, el trabajo, las locuras, cada lectura, cada libro, cada noche sin dormir, cada sonrojo sobre un escenario, cada nuevo amigo, hoy, todo tiene sentido. Las cosas parece que suceden «de repente» y sí, en todo hay un poquito de suerte, de fortuna, pero cada uno debe visualizar su propio sueño, su propio futuro, su ilusión. Sólo tenemos una vida y sólo nosotros somos responsables de llegar tan alto, tan lejos, tan felices y de completarnos personal y profesionalmente al máximo.

Seguro que en el futuro, cuando miremos atrás, nos daremos cuenta de que no tenemos a nadie a quién hacer responsable de las decisiones que NO tomamos. De los cambios de rumbo que no dimos. De los miedos que no vencimos. Los responsables seremos nosotros.

«De repente» hay que atreverse a cambiar, para que nuestras vidas cambien y entonces, «de repente», como por sorpresa, te ves a ti mismo en ese lugar donde soñabas estar, disfrutando y mirando al futuro con ilusión y con orgullo.

Gracias Ikea por darme esta grandísima oportunidad. Pondré todo mi corazón, mi trabajo y mi ilusión en ayudar a todos los que habéis hecho posible la gran compañía que es hoy, a construir la Ikea de los próximos 20 años.

Gracias Leticia por encontrarme.

Gracias a todos los que me habéis acompañado y seguís haciéndolo.

Prometo seguir compartiendo lo que aprenda en lo profesional y en lo personal.

Gracias por leerme.

@mosiri