“To see the world, things dangerous to come to, to see behind the walls, draw closer, to find each other and to feel. That is the purpose of Life”
La serendipia existe. El martes, de camino a un evento del sector media en Huesca, donde íbamos a hablar de Transformación Digital, Renfe me regaló con la única película que yo misma hubiera elegido, si me hubieran preguntado qué me apetecía ver en ese viaje: La vida secreta de Walter Mitty. Nos proponíamos inspirar y devolver la ilusión alrededor de las oportunidades que trae la transformación digital a más de 40 profesionales del sector. El principal consejo iba a ser “volvamos a nuestra esencia”,algo que de una manera bella y sencilla cuenta esta película.
Volver a la esencia de lo que somos, volver a la esencia de lo que fuimos…
Hace más de 16 años, Internet puso patas arriba uno de los sectores más rentables, el del entretenimiento y la información. Casi de un día para otro, los sectores de la música, del cine, editorial, sintieron lo mismo que la radio cuando apareció la televisión: “Estamos muertos, estamos acabados”.
El cliente no necesitaba soportes físicos, y con la desmaterialización venía la desintermediación y por ende la piratería y el modelo de “todo gratis”. Nadie volvería a utilizar papel JAMÁS y los usuarios harían también desaparecer profesiones enteras como la de los periodistas y los fotógrafos.
Han pasado 16 años y la realidad es que hay muchas cosas que han cambiado, pero también hay muchas otras que permanecen igual. Seguimos yendo al cine, leyendo en papel y escuchando la radio, aunque no deje de ser cierto que es mucho lo que ha mutado. Sucede rápido y no siempre por culpa de la tecnología, sino de las compañías que se atreven a verla como una oportunidad de negocio.
Es curioso observar cómo, sistemáticamente, aquellos jugadores que rompen con los modelos tradicionales, suelen ser nuevos en el sector. Apple y más tarde Spotify con la música; Netflix y Google con la TV; Facebook, que sin quererlo se ha convertido en el medio de comunicación más grande de la tierra.
La tecnología está disponible para todos; Big Data, Internet, nuevas plataformas, cercanía a los clientes, todos lo tenemos casi todo a nuestra disposición. ¿Por qué ese pesimismo? ¿Qué hace que marcas que hoy cuentan con presencia, relevancia y fidelidad por parte de sus clientes, se rindan para luego desaparecer? ¿Qué provoca la ceguera en otras o la parálisis en la mayoría de ellas?
Es difícil llegar a una conclusión única, incluso si nos referimos a un sector en particular, pues los errores son tantos como personas y compañías, pero creo que existen algunos compartidos.
Cuando la industria de la música se vio aturdida por la llegada de Internet, lo primero que quiso fue poner puertas al campo y cambiar los deseos de sus clientes. Cuando vieron que Apple cambiaba el paradigma y creaba un modelo de negocio sostenible, comenzaron a correr como pollos sin cabeza multiplicando el numero de discos y gastando millones de dólares en producción y promoción.
Hoy vivimos algo similar en el mundo de la televisión; Los canales se niegan a reconocer que el modelo YA ha cambiado y que la ubicuidad de sus audiencias es una oportunidad, pero para aprovecharlo hay muchísimo que cambiar.
Hay que parar, dejar de pretender vallar un campo que es infinito y preguntarnos para qué estamos aquí. Para qué está la TV, la prensa, la radio. Para qué está Telefónica, El Corte Inglés, Renfe. Para qué está Spotify, Danone o Pascual. Parar y pensar en nuestra esencia, en aquello que nos hace relevantes y aquello en lo que somos diferentes.
Los disruptores de los mercados cambian sólo algunas cosas, pues otras se mantienen inamovibles. Dan la vuelta al calcetín, lo cambian «casi» todo pero al final del camino, «casi» todo sigue igual. ¡¡Sí!!
El cliente quiere contenido de calidad adaptado a sus gustos. No deseamos mediocridad para todos. Netflix ha utilizado la tecnología para después de casi 20 años —sí, el éxito lleva su tiempo en cualquier mundo digital o analógico—, aunar con maestría la esencia de la TV con la tecnología y la innovación. Volver a la esencia. Contar historias, historias de superhéroes o de hombres malvados, historias de chefs alrededor del mundo o de humor, pero todas ellas con algo en común: calidad extraordinaria aderezada con la mejor tecnología. CDNs para la distribución, interfaces de usuario mágicas para su descubrimiento, Big Data para su producción y recomendación. Contenido e innovación; la esencia, el pasado, mezclado con sabiduría y con el futuro. Lo que no queremos que cambie, con lo que cambia a una velocidad que a veces no podemos seguir.
La esencia. Contar historias; crear opinión; captar con una imagen la esencia de una historia, con dureza, dulzura o dureza; enseñar y educar al futuro; entretener sin hacer daño. La esencia de un sector que construye sociedades que nos permiten evolucionar mejorando, creando y creciendo.
La Transformación Digital nos abre nuevas ventanas para permanecer cerca de nuestros clientes. Opti-canalidad que nos permite optimizar la vida de nuestros contenidos con las vidas de nuestras audiencias. Debemos diseñar nuestras historias sabiendo que los usuarios se relacionan con nosotros de una manera integral y bidireccional.
Así, surgen modelos exitosos como Líbero; las revistas femeninas venden productos a través de prescriptoras llamadas ItGirls con blogs dentro de las cabeceras; marcas emblemáticas como Marvel abren una ventana nueva y lanzan series con las que sin duda venderán cada vez más comics, incluso a mujeres anti comic como era yo. Newsweek relanza su edición en papel y, para tristeza de todos, Life la cierra.
La Transformación Digital es una realidad. Podemos elegir ser protagonistas, dibujar el futuro de nuestros sectores, adentrarnos en las procelosas aguas de lo desconocido y probar para fracasar y triunfar o, por el contrario, podemos ser autocomplacientes y perder la oportunidad que nos brinda esta nueva revolución, eso sí, dejando nuevos clientes, nuevos modelos de negocio, nuevos canales y un futuro desconocido pero seguro que interesante, poniendo todo esto a disposición de nuevas compañías que confían en que pueden convertirse en protagonistas de un futuro que simplemente tuvieron la valentía de dibujar.
Al fin y al cabo, ¿para qué estamos en la vida si no es para lanzarnos, aprender, ser valientes, no rendirnos y reinventarnos sin parar? ¿No es la vida precisamente eso?
No nos rindamos, las industrias, las empresas, los equipos, los hacemos las personas y aunque nos equivoquemos, el esfuerzo entre construir y destruir es el mismo. Construyamos el futuro. El de los medios, el de la banca, el de los seguros…La Transformación Digital es nuestro aliado siempre que la combinemos con sentido común y con nuestra esencia.
Podemos y ¡debemos!
“Ver mundo, afrontar peligros, traspasar muros, acercarse a los demás, encontrarse y sentir. Ese es el propósito de la vida”
LIFE