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Pensad, cread, sentid.

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Decía Dante que los lugares más ardientes del infierno están destinados a aquellos que en tiempos de grandes crisis morales, se mantienen neutrales.

Leemos los periódicos, vemos las noticias y parece que el mundo ha perdido el rumbo. Ese equilibrio teórico, esa paz en la que vivíamos, esa cierta sensación de control que hasta ahora disfrutábamos parece que se está esfumando, digamos que disipando.

Creemos que somos globales pero los estados se resquebrajan. El Reino Unido decide romper con la Unión Europea. En lugar de abogar por estados más fuertes y unidos, las identidades nacionales se rompen en pro de “micro-nacionalismos”. Ciudadanos de países enteros huyen de guerras y peregrinan hasta Europa buscando un lugar donde vivir, con miedo a morir simplemente por “ser”, por “existir”.

Locos matan sin control en cualquier lugar y tenemos una sensación de inseguridad que desequilibra el estado de bienestar en el que nos encontrábamos aislados en ciertas partes del mundo. Algunos de esos locos no son más que niños pues atónitos descubrimos 35.000 jóvenes de todo el mundo son reclutados como soldados del I.S.I.S con el único objetivo de inmolarse en nombre de un mundo “nuevo”.

 Las instituciones que garantizaban nuestra estabilidad, no pueden o no saben reaccionar ante lo que está sucediendo y se debaten entre la dureza y la laxitud quedándose en un territorio de nadie que propicia más descontrol y desconfianza aún. Nos avergonzamos de aquellos que nos deberían proteger, dirigir, ordenar pero a pesar de ello, no es nada fácil diseñar nuevas estructuras que protejan lo que creemos que es nuestro marco de seguridad.

Mientras tanto defendemos Internet como derecho universal cuando no podemos garantizar el derecho a la vida o a la libertad y nos preocupa que nuestros hijos aprendan a programar casi antes de que aprendan a leer.

Y casi a la vez, somos testigos de una falta de valores y de sentido de nuestras vidas. Existe una profunda promiscuidad digital que nos inocula el virus de que “sino lo compartes no ha sucedido” y de la superficialidad emocional por encima del compromiso, incluso con nosotros mismos.

En las escuelas nos olvidamos de la filosofía, antes fue el latín, ¿Qué será después? ¿Será la historia, las matemáticas? Poco a poco acabamos con lo esencial para que los niños aprendan pero sin entender los por qués de lo que hacen…

¿Y ahora qué? Tenemos una larga vida por delante y nuevas herramientas para vivir. Algo de experiencia sobre lo que funciona mal, lo que provoca vacío y lo que no.

¿Qué hacemos? ¿Cómo encaramos este futuro que sigue siendo más incierto que antes y que nos sorprende constantemente?

Vemos que proliferan los vendedores de soluciones mágicas para transformarse, como si fueran charlatanes. Parece que hemos adoptado la filosofía de la vida para “dummies” y que con utilizar dos o tres frases mágicas nos perdonamos a nosotros mismos de nuestros “pecados”; Desaparecen asignaturas de los colegios y carreras de las universidades que son la columna vertebral de nuestra formación y de nuestra sociedad para después pasar a no comprender por qué no podemos mantenernos en pie. 

Quiero volver la mirada atrás y valorar lo que nos ha traído hasta aquí.

No es necesario empezarlo todo desde el principio, es sencillo, sólo tenemos que recuperar nuestra esencia para atrapar esta oportunidad, para abrazar la normalidad digital, como lo que somos. Personas que amamos, pensamos, creamos y tenemos instintos y que hoy, tenemos unas herramientas mágicas y super poderosas al alcance de nuestra mano.

 Sin olvidar eso que somos. Manos, corazón, cerebro e instinto. Magia. Ciencia. Emociones. Un milagro. Vida.

Me gustaría impulsar “una revolución”, dejémoslo mejor en una visión un poco revolucionaria, un poco divergente. Una llamada a la normalidad y al sentido común, salpimentado con super-poderes digitales.

¿Qué tenemos que saber? ¿Cómo debemos aprender? ¿Cómo debemos afrontar esta (a)normalidad digital?   

Después de mucho leer, pensar; Después de mucho comparar, de fórmulas, mandamientos, recomendaciones; Después de todo eso…Todo me lleva a lo más básico. A que para ser exitosos en este nuevo mundo digital, tenemos que integrar las capacidades digitales dentro de nuestra esencia como seres humanos, nada aparentemente más fácil y sin embargo más complicado. Tecnología que nos potencie pero que no nos anule, que no nos incapacite, que no nos vuelva “bobos digitales”

¿Qué es lo que nos hace diferentes? ¿Qué no puede replicar una máquina aún?

 Pensar, crear, sentir y como base de todo ello, no olvidemos jamás, nuestro instinto.

Capacidades básicas en las que debemos profundizar, que debemos dominar, en las que debemos pasar de aprendices a maestros para poder tomar las riendas de nuestra vida, potenciándolas con los super-poderes de la tecnología pero sin dejar de ser “maestros” en cada una de ellas.

Pensar, crear y sentir.

En 1977 George Lucas, creaba la primera película de la saga Star Wars, empezaba entonces un camino épico, en el que millones de seguidores del mundo entero, de edades y orígenes diferentes seguirían sus películas. Durante muchos años, probablemente hasta el año 2002 con el Ataque de los Clones, Star Wars no hacia mas que sumar adeptos a una causa que se convertía en una religión, incluso en una manera de vivir.

Pero a medida que la tecnología digital avanzaba y que el cine iba incorporando la tecnología para amplificar el poder de los efectos especiales, las películas se iban haciendo más frías, más artificiales y a medida que esto sucedía poco a poco perdía adeptos. No sabemos si como consecuencia de la digitalización y de la perdida de personalidad de las películas, Lucas decide vender la “franquicia de StarWars” y llega a un acuerdo con Disney en el año 2012. A partir de ese momento Disney toma las riendas de la saga. En 2015 estrena “El despertar de la fuerza” con quien no sólo recupera a los fans de siempre, sino que a éstos se unen niños, jóvenes y veteranos que hasta el momento no habían visto “La Guerra de las Galaxias” o que todavía no habían tenido la oportunidad de convertirse al poder de “la fuerza”.

¿Qué fue lo que hizo Disney? Una vez que pararon y entendieron lo que no estaba funcionando, tomó la decisión de volver a su origen, de volver a lo básico. Pasar de decorados digitales a decorados y platós reales. De personajes diseñados por ordenador a muñecos de carne y hueso, Chihuaka con ojos de humano y movimientos de persona…

Devolviendo la autenticidad, la realidad, lo humano a algo que lo había perdido.

Recuperemos lo que somos. Volvamos a lo esencial, sólo así, esta tecnología maravillosa y la que estemos a punto de inventar, nos hará mucho mejores, como individuos y como sociedad.

Gracias por leerme y no olvidéis, supervitaminaros, amar, sentir, pensar y crear…

@Backtobasics

Mosiri