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Rompamos la cadena

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Hoy mi plan era continuar hablando de por dónde empezar un proceso de transformación digital. Os iba a hablar de una metodología de transformación, de sus fases y de sus calendarios, pero he tenido una conversación con una amiga que me ha hecho reconsiderar el tema de este post. Os pido disculpas, el modelo y las guías vendrán, lo prometo. Pero siento que tenía una responsabilidad que no quiero eludir.

Mi amiga y yo, hablábamos de la situación social y política que vivimos, de la volatilidad de «todo» y tratábamos de encontrar el origen de mucho de lo que está sucediendo.

¿Por qué una mentira se convierte en verdad si la posteamos? ¿Por qué es tan fácil vilipendiar a alguien en las redes sociales? ¿Por qué no dedicamos tiempo a debatir y sacamos conclusiones precipitadas de determinados temas? ¿Por qué hay planteamientos que son tabúes y sin embargo otros ni se discuten y son intocables? ¿Por qué …? ¿Por qué nos vamos de un extremo al otro de las cosas sin tomarnos el tiempo y el sosiego para buscar sus matices, los degradados, las lecturas adicionales? ¿Por qué nadie levanta la mano o si alguien la levanta, se la cortamos y pocos son los que le defienden?

Y recordé que unos días atrás veía un video de Movistar Chile donde de una manera maravillosa, se rompe la barrera de lo digital y de forma magistral nos obliga a parar, visualizar y así entender lo que a veces, hacemos cuando sin pensar y simplemente viralizamos, viralizamos y viralizamos.

No puedo creer que haya mandad en todo lo que compartimos, en ocasiones se trata simplemente de inconsciencia. No hay nadie al otro lado o parece que no hay nadie al otro lado. Hemos deshumanizado tanto el hecho de vivir en las redes, que parece que un insulto, un video, un pecho, un desnudo, no hieren a nadie, no afecten a nadie, no faltan a nadie y no degradan a nadie. ¡Qué más da! Es sólo un «like» o un «retweet». Pues no. Si da. 

No podemos retirar todos los móviles del mundo, aunque quizás deberíamos empezar a pensárnoslo y sobre todo, los de los niños. Pero no es eso lo que quiero pediros aquí, eso vendrá más adelante.

Lo que quiero pediros es que “Paremos”. Que entre todos, rompamos la cadena. 

La cadena del insulto. La cadena de la burla. La cadena de las mujeres, a veces casi niñas, desnudas, que están en todos los grupos de chat de este país, me pregunto si haríamos lo mismo si esa chica fuera nuestra hija. La cadena de la noticia sin contrastar. La cadena del juicio sin conocimiento profundo, salvo que todos nos seamos abogados o jueces. La cadena de la condena del inocente, pues todos somos inocentes hasta que se demuestre lo contrario. Quizás no cambiemos el mundo, pero si rompemos algunas cadenas, seguro que sin saberlo, habremos construido un mundo más sensato, más coherente y más libre.

La tecnología no es ni buena ni mala, el uso que hagamos de ella, la convierte en un tesoro o en un peligro. ¿Es posible que aún la tecnología nos quede grande? ¿Qué todavía estemos aprendiendo a utilizarla? ¿Qué estemos aún en esas fases incipientes de la integración de Internet y las redes en nuestras vidas y estemos en esa fase de juego?

El problema es que no estamos jugando, estamos tomando partido o no, y nuestras acciones en las redes tienen repercusión en la vida de personas, aunque no las veamos, no leamos sus ojos, no sintamos su miedo, su tristeza o su dolor. 

Siento vergüenza de que J. Marías tenga que dar explicaciones sobre el numero de mujeres a las que ha publicado en su editorial y que a pesar de ello, nadie le pida disculpas por ello porque todo vale. Siento vergüenza de que se lance la piedra y se esconda la mano del perdón, porque, ¿para qué pedir perdón por el descrédito de un profesional? Siento miedo del legado que estamos dejando a nuestros hijos. ¿Qué pensarían de nosotros si nos vieran comportándonos así en la calle, haciendo estas cosas en el mundo físico… ?

Al parecer, decía Einstein, el mundo no estaba en peligro por las malas personas sino por aquellas que la permiten. 

Rompamos la cadena e intentemos no ser una de esas personas que permiten la maldad, venga de donde venga. Gracias a todos por leerme y por compartir esta reflexión 

ROMPAMOS LA CADENA

https://youtu.be/ndMgCQLQG4E

Gracias L.A. por inspirar este post.