Ni libros, ni filosofia, ni conceptos sofisticados. Hoy voy a hablar de cocina. Desde hace unos meses, estoy cocinando mas y siendo más cuidadosa a la hora de elegir y de transformar los alimentos. Evidentemente, el tiempo es limitado y poco a poco decidí que necesitaba incorporar a mis electrodomésticos una Thermomix. He de reconocer que llevaba muchísimo tiempo pensándolo pero siempre encontraba excusas para no hacer la inversión. La cantidad de utensilios que empleamos. Lavavajillas siempre llenos. Cocina simultánea y ahorro de tiempo, entre otros fueron los causantes de mi delirio.
Ayer, como si fuera una Instagramer, hice el «Unboxing» que fue oportunamente grabado.
La Thermomix es un electrodoméstico del siglo XXI. Todos los conceptos de los que hablamos sin parar en las charlas sobre digitalización y transformación están presentes. Ha sido capaz de reinventar una batidora y de un salto pasar a la era digital.
Una maquina mecánicamente impecable, ahora conectada a Internet. Con acceso a una aplicación desde donde, además de saber quien eres y que cocinas, puede gestionar tu alimentación y la logística de tu compra. Un electrodoméstico que te enseña a cocinar, te guía pero no te obliga y te permite una opción de cocina manual.
Pesa. Amasa. Pica. Fermenta.
La thermomix lo hace casi todo. Su lenguaje y su interfaz están a la altura del ultimo iPhone, sea el que sea y seis meses después de comprarla, el acceso a la APP es de pago; Un Fremium por 3 Euros al mes. Quien iba a renunciar a la bondades de Cookidoo por sólo 3 Euros al mes…
Ahí está, la relación permanente con el cliente; La suscripción. Las cápsulas de Nespreso; La cuota de Netflix o HBO o el nuevo servicio de Juegos de APPLE. Suscripción; De producto a servicio o el producto y el servicio.
Bienvenido a la transformación digital en la cocina. Cuál será la próxima revolución de Thermomix… tenemos unos cuantos años por delante para descubrirlo.