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El camino del cambio

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Hace 12 meses, en primavera del año pasado, un día como hoy, me despidieron

Después de vivir intensamente 4 estaciones. Una primavera triste, un verano de miedo e intensa sequía emocional y física. Un otoño de poda y de esperanza y un invierno casi primaveral que ha sido un renacer. 

Hoy, a las puertas del verano quiero compartir esto con vosotros.

El 19 de mayo del 2022 era especial para mí porque por primera vez salía de mi nueva casa en la sierra de Madrid, a donde mi hijo y yo acabábamos de mudarnos. Un lugar nuevo, un cambio de vida, una aventura.

Ese día, acabó siendo especial, pero por otras razones.  Me despidieron de forma inesperada para mí y todo lo que paso después, me pondría en el camino para llegar a este lugar nuevo donde me encuentro hoy y desde donde os escribo. Parece mentira lo que puede pasar en tan poco tiempo y cómo puede cambiar una vida.

De una vida profesional de más de 30 años, por cuenta ajena, ahora ayudo a empresas y a profesionales en su proceso de “reinvención”. Ayudo a parar, pensar, imaginar un destino y dibujar caminos para llegar allí, tan ambiciosos, medidos, atrevidos y sensatos como cada uno desee. Todo este trabajo me está permitiendo acompañar a empresas y profesionales ejerciendo roles diferentes, pero siempre siendo yo misma.  

Desde consejera, pasando por Directora General de una compañía de Cartón Estructural hasta socia en una Startup desde donde queremos democratizar la comprensión y el uso sensato de nuestras emociones para poner nuestro pequeño granito de arena en la gestión emocional.

Hay otras facetas en mi vida, que en las próximas semanas iré compartiendo poco a poco para que aquellos que estéis en proceso de cambio veáis, que otros mundos existen, que no hace frio al otro lado y que todos tenemos capacidad para crear nuestro propio trabajo sin que nadie lo diseñe para nosotros. Hay maneras nuevas de reinventarse que están más cerca del futuro que del pasado y esto lo digo, por experiencia propia.

Lo que más me gusta de esta nueva faceta mía es que para todas estas actividades sólo hay un punto en común y es que yo, puedo ser yo. Mezclando inspiración de fuentes diferentes; Experiencia en los sectores diversos de dónde vengo y dónde ahora trabajo; Siendo honesta con mis valores y definiendo dónde puedo aportar y dónde quizás no tanto. Aprendiendo a decir no y a decir si, con humildad y generosidad.

Soy un poco más libre y dependo de mí. Eso da vértigo a veces, pero es tremendamente enriquecedor pues siento que creo valor, compartiendo conocimiento, escuchando y dando, ayudando y recibiendo.

Sí. Creo valor en el mercado, creo valor en las compañías a las que acompaño y creo valor en personas que me piden ayuda para encontrar su camino para ser más exitosas y felices en todos los ámbitos de su vida.

Pero sobre todo, al final del día cuando vuelvo a mi nueva casa en mitad del campo, aquella casa de la que salí hace una año para comenzar mi nueva andadura, sin yo saberlo entonces, siento lo mucho que recibo y lo mucho que aprendo. AL mismo tiempo me siento llena de todo lo me dan tantas personas que hoy, forman parte de mi camino, de mi red y en definitiva, de mí.

A esas personas quiero agradecerles lo que han hecho por mis estos doce meses. Amigos, colegas, clientes nuevos, socios, mi familia, a todos los que habéis encontrado en mi sosiego y a todos los que me habéis sosegado, regalado, escuchado, compartido, enseñado … GRACIAS

Cambiar no es fácil, pero es algo intrínseco al ser humano. Si nos oponemos a ello, nos dolerá. Si lo asumimos, con el paso del tiempo, nos convertiremos en maestros de fluir con el cambio. 

Doce meses de aprendizaje, 4 estaciones, personas estupendas a mi alrededor, una vida nueva con un propósito más claro que antes:

“Ayudar a empresas y a profesionales en su proceso de transformación, con su alma y su esencia en el corazón de todo lo que hagan.”

Buen camino y nos vemos en la próxima estación.