Orgullosa y con total humildad comparto mi primer post en Expansión.com
Hace dos años, tras veinte años de carrera profesional, reflexioné sobre la cantidad de cosas que deseaba hacer y que aún no estaba haciendo.
Hace dos años, comencé a «dibujar» un plan de transformación de mí misma. Un plan que hoy me trae hasta vosotros, dándome la Gran Oportunidad de compartir con los lectores de Expansión.com, mis experiencias, mis lecturas, mis reflexiones y mis aprendizajes y por supuesto de escuchar vuestros comentarios, experiencias e ideas. Hoy más que nunca, querer es poder.
Me gustaría que encontráis en este espacio una manera práctica de afrontar este maravilloso reto de transformación digital, pero siempre con un punto de vista un poco diferente, centrado sobre todo en la parte más humana de ésta transformación. No olvidaremos la tecnología, jamás, es no sólo el agente de la mayoría de los cambios que estamos viviendo sino el habilitador para que además se convierta en una oportunidad. Pero creo firmemente en que cuanto más reflexionemos sobre el impacto y el rol que la inteligencia humana y «la tecnología humana» van y deben tener en todo este proceso, más importante será nuestro papel, el de cada uno de nosotros y el de nosotros como colectivo, en este momento de cambio.
Veo esta profunda revolución como una oportunidad de vivir nuestro propio Renacimiento. No tuvimos la suerte de pasear por las calles de Florencia cuando los Medicci eran los mecenas de los grandes artistas; No tuvimos la fortuna de ver cómo la arquitectura, la pintura y la escultura se transformaban; No vimos cómo se levantaba la Cúpula de Brunelleschi que parece que se sustenta con hilos desde el cielo, esa grandeza pero esa ligereza a la vez; No vimos a Leonardo, ni al pintor, ni al que ideó la nueva cocina mucho antes que Ferran Adriá, ni al inventor de ingenios que usamos cada día sin saberlo.
Pero tenemos la gran fortuna de estar viviendo un cambio de Era. Probablemente nosotros vivamos dos vidas diferentes y si miramos al pasado recordaremos una vida que en futuro ya no reconoceremos. Nuestros hijos, los nativos digitales, es posible que no aprendan a conducir, pues sus coches se conduzcan solos; Quizás los modelos educativos en las universidades en los próximos 10 años no los reconozcamos. Ojalá!!; Probablemente, la medicina de un salto exponencial e incluso, como dicen en la Universidad de la Singularidad, nuestros hijos se enfrenten al envejecimiento como una enfermedad que se pueda curar en lugar de como nuestro destino inexorable.
Ésta maravillosa nueva era, nos exige nuevas capacidades, conocimientos, talentos y actitudes que me recuerdan a esos hombres del Renacimiento, esos sabios que eran capaces de transformar el mundo, con un pincel, un martillo o un sacacorchos. Por eso y dado que me apasiona el Renacimiento, en este espacio virtual, me gustará compartir esa combinación de talentos, conocimientos, habilidades y actitudes que debemos conocer para lograr con éxito la transformación digital de nuestras empresas y de nosotros mismos.
¡ Bienvenidos al Renacimiento Digital y gracias por leerme !
Dedicado a Jorge Pou, por inspirarme con el nombre de éste Blog que creo que es una magnífica elección y a Antonio Velasco por apoyarme y corregirme muchos «betas» de mis posts.
También se lo dedico a mi abuelo Juan Antonio Cabezas, escritor y periodista. Nunca llegaré a escribir con su maestría pero para mí siempre será un ejemplo en quién inspirarme.